A MANERA DE PRÓLOGO
En este siglo seguimos lidiando con historias arcaicas
marcadas por la solemnidad de una sociedad patriarcal, que sigue poniendo a las mujeres como objeto del deseo y no como sujeto de deseo. Colocan nuestros asuntos amorosos y sexuales en un lugar subordinado.
Poco a poco, las mujeres hemos legitimado la libertad erótica, la sensualidad y los placeres sexuales, dejando de lado sexo vs. reproducción o conservación de la especie (nacer, crecer, reproducirse y morir). Sin embargo, la misoginia nos besa la frente y nos patea con sus ojos de ostión, ya que, con su puritanismo, divide a las mujeres en: las decentes, que sólo están en una relación, y en las putas, las que deciden con quien, con cuantos y cuando tener un orgasmo.
Mi tarea como escritora es resistirme a la opresión machista, pienso que la literatura tiene que ver con la vida.
La sexualidad, la erótika mujeril, son parte de la vida, de hecho, la frigidez tiene un lugar importante dentro del erotismo, ya que muchas mujeres reprimen su deseo sexual para que no las etiqueten como putas, mientras los ojos de la falocracia se ríen.
Brasa erótika y sus demonios es un libro liberto, sensual, de locura y transgresión que muestra con poesía y relatos el ika relacionado con el deseo, la excitación, el orgasmo, el placer sexual; es decir, con el ejercicio del erotismo, con la desnudez de los cuerpos.
Mulier. Ana María Castellanos